
Aunque sea el lugar en el que viví la totalidad de mis días, cada vez que respiro nuevamente su aire una historia nueva me invita a vivirla. Y junto a lo nuevo y a lo habitual, él. Porque con él lo habitual se hace nuevo y lo nuevo, familiar. A partir de hoy lleva treinta años sobre sus hombros, sin esfuerzo porque no le pesan. Todavía queda mucho. Y también muchos regresos en los que espero encontrarlo una vez más.





3 comentarios:
Sin palabras. Qué buenas fotos... ese Tonga... Pablo, vos...
Te vas a reír, pero de vos y de Pablo tengo la imagen fresca de cuando eran chicos...
Todavía me parece verlos... las veces que fui a tu casa con el inefable Tonga... y lo veía a Pablo volver de jugar a la pelota. O a vos en pijama, mirando tele...
Ja ja ja. Todavía los veo...
Beso grande, María. Siempre paso por acá...
Felíz cumpleaños, Tonga!
Que bueno volver a ver esas caras de hace tanto tiempo. Me pasa como a Patricio, aun los recuerdo como cuando eran chicos. Fue una sorpresa encontrarme con tu blog Maria, una grata sorpresa ver al Tonga de nuevo. Me alegra tanto verlos a los 3 juntos. Decile al tonga que siempre me acuerdo de él, el 30 de agosto no me olvide... Como hacerlo? hace 12 años, fue la ultima vez que abrace a mi amigo y le dije feliz cumple! despues... fue una larga noche... Mandale mis saludos Maria. Dario desde Puerto Rico
Publicar un comentario