sábado, 15 de septiembre de 2007

Los no aptos


Había un vez en un cercano país un lugar mágico. En él convivían centenares de bosques, profundos lagos y deliciosos chocolates. Los habitantes del pueblo vivían felices. En el verano disfrutaban de los más variados colores y en invierno el blanco de la nieve llegaba para brindarles su espectáculo. Miles de visitantes pasaban por la pequeña villa y se deleitaban con sus maravillas. Si, Villa la Angostura parece una réplica de aquellos lugares fantásticos, de princesas y enamorados, de abundancia y perfección. En el comienzo de este año estuve un par de días con Jimena y Licina. Luego de hacer un recorrido por otros pueblos, llegamos a la capital de los jardines. Me sorprendió la belleza de sus construcciones y la planificación más que correcta. Un lugar artificial, teatralizado. En el mes de marzo volví, el pueblo me había impactado. Despuès de visitar el bosque de arrayanes caminamos con mi mamá y Rosa por una de las calles extremas del lugar. El camino era dificultoso. Por algunos momentos creímos perdernos. Pero no. Ibamos directo a lo que nos faltaba ver. El reino se desvaneció. Bienvenidos al mundo real. Pasen y vean. Ahí está la gente. La excluida. La no apta para el paisaje. El barrio borrado del folleto. Las calles ausentes del mapa. Lo curioso es que para bajar a la calle principal, la apta para transitar por el turista, había que sortear un especie de laberinto. Ah...y ni se te ocurra subir desde la calle apta hasta esos barrios. Unos postes bien distribuidos te lo impedirán, para que sigas siendo parte de la ficción.

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