jueves, 30 de agosto de 2007

Sólo noventa deseos...


Aunque sea el lugar en el que viví la totalidad de mis días, cada vez que respiro nuevamente su aire una historia nueva me invita a vivirla. Y junto a lo nuevo y a lo habitual, él. Porque con él lo habitual se hace nuevo y lo nuevo, familiar. A partir de hoy lleva treinta años sobre sus hombros, sin esfuerzo porque no le pesan. Todavía queda mucho. Y también muchos regresos en los que espero encontrarlo una vez más.



3 comentarios:

Patricio Eleisegui dijo...

Sin palabras. Qué buenas fotos... ese Tonga... Pablo, vos...

Te vas a reír, pero de vos y de Pablo tengo la imagen fresca de cuando eran chicos...

Todavía me parece verlos... las veces que fui a tu casa con el inefable Tonga... y lo veía a Pablo volver de jugar a la pelota. O a vos en pijama, mirando tele...

Ja ja ja. Todavía los veo...

Beso grande, María. Siempre paso por acá...

Patricio Eleisegui dijo...

Felíz cumpleaños, Tonga!

Dario A. Lemos dijo...

Que bueno volver a ver esas caras de hace tanto tiempo. Me pasa como a Patricio, aun los recuerdo como cuando eran chicos. Fue una sorpresa encontrarme con tu blog Maria, una grata sorpresa ver al Tonga de nuevo. Me alegra tanto verlos a los 3 juntos. Decile al tonga que siempre me acuerdo de él, el 30 de agosto no me olvide... Como hacerlo? hace 12 años, fue la ultima vez que abrace a mi amigo y le dije feliz cumple! despues... fue una larga noche... Mandale mis saludos Maria. Dario desde Puerto Rico